viernes, 31 de diciembre de 2010

LA SUTILEZA DE MARTINCHO

Una tarde Martincho entró en una pescadería y dijo al pescadero:

-¡Quiero ese pez. Lánzamelo y yo lo cogeré!

El pescadero, contestó:

-No hace falta lanzar. Te lo puedo dar a la mano.

Martincho, dijo:

-Es que tú no comprendes. Si me lo das a la mano, tendré problemas con mi esposa.

El otro preguntó:

-¿Por qué?

Y Martincho concluyó:

-Porque cuando regrese a casa, mi esposa me preguntará: ¿Dónde has estado? Yo le diré que estuve pescando. Pero si me lo das a la mano, será mentira. Así que tienes que lanzarlo y yo lo cogeré. Sólo así podré decir sin rubor: Ésta es mi captura, yo lo he pescado.


En el mundo todo es nuestro y, sin embargo, estamos robando toda clase de cosas de una forma muy sutil.


Khishka

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