jueves, 17 de diciembre de 2009

MARTINCHO Y SU CONSEJERO



Martincho fue a pedir un consejo al gurú sabiendo que, éste, era uno de los maestros espirituales más silenciosos.
Ya que su maestro espiritual, cada vez que iba a verlo, siempre permanecía en silencio, Martincho, al fin, perdió la paciencia y comenzó a exigirle al menos un consejo bajo la condición de un cumplimiento estricto que él debía llevarlo acabo prontamente.
El gurú, al fin, contestó:
-Haz el bien y arrójalo al pozo.
Al otro día, Martincho, ayudó a pasar la calle a una viejecita y, acto seguido, la lanzó a un pozo. Luego dijo:
-¡Promesa cumplida!

¡No malinterpretes las cosas!


Ohslho

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